Debido a que los edificios se encuentran expuestos a la acción del agua por diversos factores, no es raro que presenten daños estructurales por humedades. No solo la seguridad se ve afectada en estos casos, también la estética y la habitabilidad pueden verse seriamente dañadas por acción del agua. Desde las lluvias torrenciales hasta los cambios en los niveles freáticos del suelo, pueden afectar la estabilidad de los edificios.
Los daños estructurales por humedades dan como resultado graves problemas que afectan a los muros de carga. El proceso sigue habitualmente los siguientes pasos que acaban en el deterioro final si no se interviene a tiempo.
Los daños estructurales más comunes suelen ser tres: daños por capilaridad, por condensación o por filtración. Es importante realizar un diagnóstico de la humedad acertado para determinar su procedencia, como hacemos en Ingenieros Asesores, de lo contrario, las consecuencias pueden agravarse.
Este tipo de humedades se deben al agua que se acumula en el subsuelo y que es absorbida por capilaridad hacia la estructura del edificio.
Pero el agua del terreno que se absorbe por capilaridad no es pura, sino que incorpora sales disueltas del propio terreno. Las características de este tipo de daños son:
Estos se refieren a los producidos por un exceso de humedad ambiental. Cuando en los diferentes puntos del edificio se condensa la humedad ambiental debido a la diferencia de temperaturas, el agua se deposita en las partes frías de los cerramientos.
Las causas más comunes de la aparición de daños estructurales por condensación son:
Los daños que se van a producir por condensación del agua suelen ser:
La filtración de agua es la forma más habitual de producción de daños a causa de humedades. Esta es debida habitualmente a la falta de una adecuada impermeabilización. Se puede dar en muros que mantienen el contacto con el terreno como en:
Los daños más habituales producidos por filtración son:
En definitiva, los daños estructurales por humedades en edificios son uno de los problemas más habituales que afectan tanto a la seguridad como a la estética y habitabilidad de los mismos. Los daños pueden llegar a ser graves y poner en peligro la seguridad del edificio por lo que la actuación temprana es fundamental en este tipo de procesos patológicos estructurales.